miércoles, 16 de junio de 2010

PARTE VII “TU Y YO BAJO LAS ESTRELLAS” 19-agosto-1991

(Donde el corazón nos tumbamos a ver las lagrimas de San Lorenzo,  ¿Verdad?)


En esta entrada de hoy voy a contar, el por que elegí el titulo de este blog. “tu y yo bajo las estrellas”. No se si este parte tendría que ir antes o después de la entrada anterior, hace tanto tiempo que algunas cosas se me pasan. Pero creo que este es el orden correcto.
Fue una noche de agosto, concretamente el día 19 de agosto, le contamos a mi tío, que era la noche de las Lagrimas de San Lorenzo, esa noche hay un montón de estrellas fugaces, y es precioso verlo. Los dos dijimos que si nos dejaban salir esa noche para ir a verlo, comentamos a los demás de la casa que si alguien quería ir, pero para nuestra suerte, nos dijeron todos que no, así que nos dejaron solos, nadie quería salir por la noche para verlo.
Nos fuimos después de cenar, dirección al cerro de Santa Catalina. Nos tumbamos en el césped, mirando al mar, a la derecha del “Elogio al Horizonte”. Esa noche, se hicieron muchos silencios entre nosotros, y nos quedamos durante mucho rato, mirando la lluvia de estrellas “mira, mira allí se ve una… no no… ahora allí…” y claro esta, por cada estrella fugaz se podía pedir un deseo, con lo que aquella noche, los dos, compartimos infinidad de ellos. Dicen que los deseos no se pueden decir, para que se cumplan, pero los dos ciertamente pedíamos sin decirnos nada, los mismos deseos. Y repetíamos constantemente en nuestra mente los mismos. Era una noche hermosa y feliz, pero también un poco triste, los dos empezamos a ser conscientes de lo que nos estaba pasando, y sabíamos que si se enteraban nuestros padres, nos les haría nada de gracia, y nos pondrían infinidad de problemas, a si que… los deseos mas recurridos fueron “que queríamos estar juntos para siempre” y “que nuestros padres nos dejaran vivir libremente nuestro amor”, yo recuerdo concretamente que el que mas pedí fue “Si ella va a ser el amor de mi vida, quiero que este conmigo para siempre desde hoy y que no nos prohíban vernos, pero si no lo va a ser, quiero que esto se acabe pronto, para mentalizarme que no será mía, pues se que cuando la pierda voy a sufrir mucho, y cuanto mas tiempo este junto a ella, mas me va a costar perderla…”
Fue precioso compartir con ella, los mismos deseos, los dos sabíamos lo que pedía el otro, sin necesidad de hablar, y sobre todo, sabíamos lo que se nos venia encima, pues tarde o temprano… se acabarían enterando, no podíamos esconder para siempre, en secreto nuestro amor.

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